Compartir no siempre está bien...

Por Claudia Ostrop

Por qué generalmente no puedes simplemente compartir patrones de tejido

El mundo de las manualidades es, afortunadamente, un lugar amable y amigable. Ya sea en comunidades virtuales o en grupos de tejido presenciales, las personas tejen juntas, intercambian ideas, discuten técnicas, se inspiran mutuamente y se ayudan entre sí. El número de personas que tejen (y cada vez más, que hacen ganchillo) conectadas en línea en todo el mundo es enorme. Los proyectos terminados se comparten con orgullo en Instagram y Ravelry.

Desafortunadamente, hay un comportamiento que puede parecer amigable a primera vista, pero que en realidad no lo es en absoluto: Compartir patrones – ya sea de tejido, ganchillo, bordado u otra manualidad.

¿Compartir patrones de tejido? ¿Una falta menor?

La mayoría conocemos esta situación: llevas un suéter, chal o un par de calcetines hechos a mano, recién tejidos, y alguien te pregunta por el patrón. Y muchas veces viene seguido de: “¿Oh, me puedes pasar el patrón?”

Ya sea reenviando un archivo o entregando una copia impresa —ya sea a una mejor amiga o publicándolo en un grupo o foro— muchas personas no saben (o simplemente ignoran) que:

Los patrones de tejido y otras instrucciones están protegidos por derechos de autor.

¿Qué es exactamente un patrón (de tejido) en términos legales?

Un patrón de tejido o de ganchillo no es simplemente una lista de puntos, aumentos, disminuciones y motivos. Normalmente es una obra creativa protegida por las leyes nacionales de derechos de autor. Una vez que un patrón alcanza un cierto nivel de creatividad, obtiene automáticamente protección legal bajo los derechos de autor.

Esto significa:
Solo el creador (el diseñador) puede decidir cómo, dónde y si el patrón puede ser publicado, reproducido o compartido. Esto también implica que incluso compartir un patrón “solo con una mejor amiga” es legalmente una infracción de derechos de autor — y estas infracciones pueden tener consecuencias civiles o incluso penales.

Pero si lo compré, ¿por qué no puedo compartirlo?

Un error común es pensar que una vez que compras un patrón, puedes hacer con él lo que quieras. Sin embargo, comprar un patrón de tejido o crochet solo te da una licencia personal para usarlo — no te otorga la propiedad de los derechos. 

Especialmente con los archivos PDF digitales, mucha gente cree que hacer clic en “reenviar” es inofensivo. Legalmente, no lo es. La mayoría de los patrones incluyen un aviso de derechos de autor que prohíbe compartirlos y define claramente los derechos de uso — como “solo para uso personal” o “no está permitido vender artículos hechos con este patrón”.

¿Por qué también es un problema ético?

Más allá del aspecto legal, hay una cuestión moral. Los diseñadores invierten mucho tiempo, esfuerzo y a menudo dinero en desarrollar patrones. Un diseño nuevo debe ser creado, tejido, ajustado a varias tallas, redactado, corregido técnicamente, probado por otros y posiblemente traducido. Desde la idea hasta la publicación pueden pasar meses. Es tiempo y dinero invertido.

Cuando los patrones se comparten libremente, los diseñadores pierden ingresos. Su trabajo pierde valor. ¿Quién querría trabajar durante semanas o meses en un diseño que luego se difunde gratuitamente en los foros? Los diseñadores profesionales dependen de la venta de patrones. Si no es sostenible económicamente, ¿por qué seguirían publicando nuevos diseños?

Patrones digitales: compartir no está permitido

Los patrones digitales —normalmente comprados y descargados en PDF— están sujetos a reglas estrictas. ¿Por qué? Porque es muy fácil crear y distribuir copias perfectas, lo cual infringe los derechos de autor.

Si compras un patrón digital, puedes usarlo en tus dispositivos y también imprimirlo para uso personal. Puedes tejer o hacer crochet con él. Puedes quedarte con la prenda terminada o regalarla. Venderla está en una zona gris — algunos diseñadores lo permiten solo con acuerdo previo.

Si publicas tu prenda terminada en redes sociales, puedes (¡y debes!) mencionar al diseñador o enlazar la fuente del patrón (por ejemplo, en Ravelry).

Lo que no puedes hacer:

Distribuir el patrón — ya sea impreso, con capturas de pantalla o como PDF. Ni a una amiga, ni a tu vecina, ni en foros o grupos en línea. Tampoco puedes traducir ni modificar un patrón y publicarlo tú mismo (ni siquiera gratis). Siempre necesitas el permiso del diseñador.

Libros de patrones: ¡prestar sí está permitido!

Quizás te preguntes por qué está bien pedir prestado un libro de patrones de la biblioteca. ¿No es lo mismo?

No, no lo es.

Si has comprado un libro impreso de patrones, puedes prestarlo o regalarlo — por ejemplo, a una amiga. Esto está permitido bajo el principio legal de “agotamiento del derecho”. Una vez que una obra (como un libro de patrones) ha sido vendida legalmente, los derechos de distribución del titular se consideran agotados. Como comprador, puedes revenderlo, regalarlo o prestarlo.

Sin embargo: copiarlo no está permitido. Puedes prestar el libro a una amiga para que lo lea y teja, pero no puedes escanearlo, copiarlo o fotografiarlo para compartirlo.

Importante: Esto solo se aplica a libros impresos — los eBooks son patrones digitales y no están cubiertos por esta norma.

Patrón en papel vs. patrón digital – ¿por qué la diferencia?

Los libros impresos están ligados a una copia física. Si lo prestas, ya no tienes acceso tú. No hay duplicación.

Los archivos digitales, en cambio, se pueden reproducir infinitamente. Un solo PDF puede reenviarse a cientos de personas en segundos — mientras tú conservas tu copia. Esto infringe los derechos de autor y priva a los diseñadores de su fuente de ingresos.

Un apunte sobre los formatos híbridos: libros o revistas como nuestras ediciones de Collezioni a veces incluyen códigos para descargar patrones digitales. Puedes prestar el libro a alguien, pero el código no debe ser utilizado por otra persona.

Conclusión

Prestar un libro de patrones es como prestar unas agujas de tejer — es un objeto que solo puede usar una persona a la vez.

Compartir un patrón digital es copiar — y eso no está permitido.

La diferencia puede parecer pequeña a primera vista, pero tiene grandes implicaciones legales y éticas. Si quieres respetar a los creadores, no compartas archivos de patrones — mejor enlaza la fuente original. Tejer y hacer crochet son pasatiempos llenos de alegría para la mayoría de nosotros — pero para los diseñadores, es un trabajo creativo y muchas veces su medio de vida, y merece respeto.

Por favor, respeta los derechos de autor. Sé justo y recuerda que los diseñadores dependen de la venta de sus patrones.

Si no puedes o no quieres gastar dinero en patrones, hay miles gratuitos disponibles en Ravelry — muchos de ellos ofrecidos generosamente por diseñadores reconocidos. Esa es su elección — no se la quites.